lunes, 11 de abril de 2011

Una danza para la música del tiempo.( A dance to music of time) (1951-1975). Autor: Anthony Powell (Fragmentos).

“ El nombre de restaurante chino Casanova ofrecía una de esas inequívocas mezclas de elementos imaginativamente dispares que sugieren una actitud mental o una forma de vida completamente nuevas. La idea de que Casanova prestara su nombre a un restaurante chino no sólo unía Oriente con Occidente, el presente con el pasado, sino que también, desde una visión más localista, sugería por su propia incongruencia un lugar extraordinariamente adecuado para que todos nosotros cenáramos allí aquella noche. Entramos en dos grandes salas en las que la mayoría de las mesas estaban ocupadas. La clientela, predominantemente varones de rasgos asiáticos, tenía una base compuesta por hombres de negocios chinos y estudiantes indios. Unos cuantos hombres de raza negra compartían la mesa con jóvenes de raza blanca rubísimas, y salpicaban también la clientela algunos comensales pertenecientes a esas razas étnicamente indefinibles  que colonizan el Soho y se cruzan allí. A lo largo de las paredes, unos frescos de tonos pastel, realizados con infinita pobreza de dibujo, evocaban Dios sabe qué nadir de degradación estética.
(...)
 La guerra había arrojado a la orilla toda clase de restos de naufragios, en toda suerte de costas. En su momento, cuando se retirara el oleaje, gran parte de aquellos pecios flotarían de nuevo, en un proceso que duraría varios años a medida que amainaran los vientos. Entre los muchos individuos dispersos y extenuados ahora en la arena, bastantes resistirían la fuerza de la resaca. Algunos revivirían allí mismo donde los habían dejado las olas; pero otros, los más decididos, se arrastrarían tierra adentro.
(...)
 De vez en cuando, quizá cada año y medio, me llegaba una invitación para tomar el té el domingo en el Ufford en forma de postal escrita con la letra apretada y clara de tío Giles. Aquel hotel privado de Bayswater, en el que  se alojaba durante sus relativamente esporádicas visitas a Londres, ocupaba dos edificios esquineros en una escondida y casi impenetrable zona del oeste de la Queen´s Road. El color gris de los edificios –gris de acorazado- y también la configuración del bloque en conjunto, angulosa y rematada con una pesada estructura en su parte superior, sugerían la imagen de un gran buque anclado en la calle. Pero incluso dentro, por lo menos en su planta baja, el Ufford evocaba la vida en el mar, aunque no ciertamente la estancia a bordo de un lujoso transatlántico; a lo sumo, en alguna de las viejas goletas que aparecen en las novelas de Conrad, tal vez decorada en otros tiempos como yate de recreo de un ricachón, pero deslustrada ahora por el paso de los años y reducida a usos innobles, como el tráfico de turistas, de peregrinos o incluso de inmigrantges ilegales."

Una danza para la música del tiempo.
A dance to music of time. (1951-1975)
Anthony Powell

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